25 de abril de 2014
El Futuro del proceso de paz
Por: Nicolás Murillo Faucher
Paz en Colombia. Una frase soñada que parecía destinada a quedarse en nuestras fantasías. Sin embargo, los últimos dos años parecen haber volteado la torta. Hoy, Colombia parece estar más cerca que nunca de una salida a este conflicto del que solamente algunos pensionados recuerdan el principio. Desilusiones y dolores acompañaron el camino y la esperanza crece. Pero como en cualquier conflicto, nada será fácil. Hoy, Colombia está ante un reto histórico: Preparar el postconflicto.
La sociedad colombiana está lista; más o menos. Las últimas semanas han sido teatro de grandes sobresaltos en cuanto al proceso de paz. Varios acontecimientos entraron a cuestionar su futuro, dando a entender que partes de la sociedad colombiana no están listas. Uno de esos es la entrada al Senado del expresidente Álvaro Uribe con el apoyo de su partido, el Centro Democrático. En efecto, junto con Pastrana, él es el más feroz opositor al tratado de paz promovido por el Gobierno Santos. Las salidas mediáticas de los dos ex-mandatarios ya pasaron a la posteridad. Y no serían tan preocupantes si fueran hechos aislados. Pero, cerca de 25% de la población colombiana no apoya la negociación de La Habana. Y entre el 75% que resta, la gran mayoría demostró en las encuestas no estar dispuesta a hacer los sacrificios necesarios para una salida pacífica.
¿La imposible reconciliación?
En su última carta dirigida a la guerrilla, el expresidente Pastrana se hizo la voz de millones de colombianos que se oponen a este proceso. La relativa victoria del Centro Democrático en las últimas elecciones legislativas tiende a demostrar que el conflicto todavía tiene sus amigos. Además, las amenazas recibidas por los representantes de la izquierda colombiana y firmadas por integrantes de grandes grupos ilegales, como los Rastrojos o las Águilas Negras, dejan un amargo sabor a un pasado bien recordado. A pesar del reconocimiento por parte del ELN del atentado contra Aida Abella, la situación parece polarizarse aún más en ciertos sectores. Las revelaciones de Revista Semana acerca de posibles “chuzadas” de miembros del equipo negociador y, peor, del mismo Presidente de la República, muestran que el país no se ha curado de sus males ancestrales. Y no es la sensación de persecución política que rodea la destitución de Gustavo Petro la que contribuirá a darles tranquilidad a los negociadores. Si agregamos el asesinato de dos policías indefensos en el Choco, que confirma que las FARCs aún no han logrado acabar con sus malas prácticas de guerra, el panorama es bastante tormentoso.
No obstante, nos lo dice la Canciller Holguín en persona, el panorama no puede verse tan nublado. De repente, existen muchos elementos que permiten mantener el optimismo y la esperanza que la paz esté en camino. Está claro que la votación de los colombianos, en el más reciente escrutinio, demuestra una constante: la gran mayoría del Senado fue elegido con base en la paz. La Unidad Nacional del Presidente Santos sigue siendo la primera fuerza política del país con cerca del 80% de curules (si se incluye a los Conservadores). Esto significa, básicamente, que el mandatario tendrá el apoyo suficiente para realizar los trámites legislativos correspondientes a la ratificación de los acuerdos de La Habana.
¿Hacia una elección presidencial por la paz?
Además, las últimas encuestas en cuanto a la elección presidencial mostrarían una segunda vuelta entre Peñalosa y Santos. Ipso facto, positivo para la paz; el primero ya expresó su intención de ratificar al equipo negociador en caso de ser elegido.
En consecuencia, nada parece en capacidad de parar la marcha pacífica. La negociación muestra resultados correctos; de la boca de sus integrantes. Por otro lado se murmura, en los rincones del país, que el ELN y el Gobierno estarían en conversaciones preliminares. El Jefe de Estado en persona asistió a la 59 Asamblea General de la Cámara de Comercio Colombo-Americana para pedirles a los gremios económicos su apoyo y su participación activa en la reconstrucción. Los discursos y declaraciones de intenciones por parte de grandes grupos internacionales fueron, en esta ocasión, generadores de muchas expectativas positivas. Y en cuanto a los acontecimientos negativos que ocurrieron estas últimas semanas, se puede decir que no se eliminan 60 años de malas prácticas en tan solo dos; queda claro que a pesar de ellos la situación ha evolucionado para bien. En este año de elecciones y de mundial de fútbol, todo parece estar reunido para un golpe de estadio. En la cancha de la paz solo aparenta estar en duda la forma en la que se marcará el último gol – ¡ojo con el contraataque! – Asamblea constituyente o referendo: ¿usted qué elige?
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