1 de marzo de 2015
¿Es realmente el libre comercio el enemigo de la industria nacional?
Por: Camilo Andrés Carreño Fuentes
En el contexto internacional los temas de industria y comercio vuelven a ser prioridad en la agenda económica de los Estados. Este hecho ha despertado críticas acerca de la estrategia de priorizar el libre comercio como herramienta para la promoción del crecimiento y el desarrollo económico y el impacto que tienen estos sobre las economías nacionales.
En el caso colombiano sectores políticos y de la academia han criticado la firma sucesiva de tratados de libre comercio, poniendo de manifiesto las condiciones desventajosas en las que estos son negociados y aduciendo que terminan por menoscabar la escasa producción industrial y agrícola del país. Por su parte el gobierno nacional argumenta que la economía nacional se ve beneficiada gracias a la apertura de nuevos mercados para el establecimiento de relaciones comerciales, y que en este sentido estos causan más beneficios que perjuicios. No obstante esta argumentación en ocasiones carece de fortaleza, cuando desde distintos sectores se citan experiencias en las cuales la economía nacional se ha visto perjudicada, como es el caso del cierre de Icollantas tras 71 años de historia en el país. No obstante, vale la pena preguntarse sí ¿es el Libre Comercio per se un enemigo de la industria nacional?
Colombia…¿en el mundo?
El Libre Comercio es una realidad objetiva, las dinámicas de la globalización han llegado a casi todos los rincones del globo, y salvo algunos casos excepcionales, son pocos los Estados que podrían señalarse como cerrados a las dinámicas del comercio global. Por otra parte, a diferencia de los mercados nacionales que cuentan con institucionalidad regulatoria, el mercado global carece de una autoridad mundial que regule el comercio mundial y las condiciones de competencia en el mismo. En consecuencia, se puede encontrar en este punto una de las principales dificultades, que presentan economías como la colombiana, a la hora de participar y competir en un mercado global.
Las desventajas internacionales del comercio colombiano se deben, en gran medida, a que Colombia es un Estado que carece de un fuerte desarrollo industrial, años de atraso implican un bajo rendimiento en términos de competitividad frente a las industrializadas y tecnificadas industrias foráneas que pueden ofrecer bienes y servicios de mejor calidad y a menor precio.
Pelea de tigre con burro amarrado
El retraso colombiano se debe, entre otras, a la deficiencia del sistema educativo, la deuda y atraso que existen en materia de Ciencia Tecnología e Innovación y a los escasos incentivos para la investigación y el desarrollo intelectual. A esto se le suma una producción nacional poco diversificada que en un principio se focalizó en el agro con productos como el café, el banano y las flores, y ahora se ha centrado en la explotación y exportación de Commodities, lo que ha vuelto a Colombia un país fuertemente dependiente del mercado internacional de materias primas, que por estos días no se encuentran en su mejor momento, motivo por el cual es más que oportuna una revisión del modelo de crecimiento y desarrollo que hemos implementado durante los últimos 20 años.
Los tratados de libre comercio encuentran su perversión en la manera en la que son negociados. El TLC con Estados Unidos, por ejemplo, fue negociado en condiciones asimétricas ¿qué disposiciones podría imponer Colombia a la economía más grande del planeta? las condiciones pactadas fueron manifiestamente desfavorables para el país: los contingentes arancelarios, las listas de desgravación y otras disposiciones terminan favoreciendo a la parte más fuerte de la negociación que en este caso, no es Colombia. La existencia de subsidios a la producción agrícola e industrial empeoran las condiciones de competencia, que incluso sin la existencia de subsidios son desventajosas para el país, sin hablar que los términos de intercambio en buena medida estructuralmente asimétricos, gracias al boom minero energético al que el país le apuesta.
Competitividad y negociación o asumir los costos sociales del libre comercio.
La ausencia de una adecuada institucionalidad para la regulación del comercio mundial, abre la puerta a la generación de condiciones de competencia asimétrica, exacerbadas por practicas de competencia desleal como el dumping, que terminan por quebrar a productores industriales y agrícolas, generando no solo un problema económico, sino un problema social relacionado son la seguridad y la soberanía alimentaria, en la medida en que el país se vuelve dependiente de la producción internacional de productos básicos, ante la imposibilidad de su producción interna.
En suma, el libre comercio no es malo per se pero la disparidad de las condiciones de competencia, fruto de los profundos atrasos que presenta el país en materia de competitividad y falta de diversificación productiva, los hacen simplemente perjudiciales. Mientras no se haga una profunda revisión al modelo de desarrollo económico por el cual se ha apostado, el libre comercio seguirá afectando la producción y el empleo en Colombia.