Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

27 de febrero de 2018

Elecciones 2018: El marketing de la ignorancia

Por: Ángela María Alfaro

Colombia, un país con una larga historia violenta, está próximo a elecciones presidenciales y su violencia histórica se ha evidenciado por medio de algunas publicidades que rondan en las redes sociales, en las que algunos actores políticos colombianos, posibles candidatos a la presidencia, tienen cinta industrial en la boca y se anuncia “Los callaremos en las urnas”.

Marketing sucio

El marketing político vía internet es un tema relativamente nuevo, sin embargo ha tenido alto impacto en las recientes campañas políticas alrededor del mundo. Según Nikolay Vankov, el marketing político ha determinado muchas cosas en la política últimamente, puesto que va dirigido a los conocidos “floating voters”, que son aquellos votantes que próximos a la toma de decisiones no se han decidido y la aplicación de este tipo de publicidad los orienta para que tomen una decisión de último momento.

Sin embargo, en Colombia el marketing político se desarrolla en un ámbito diferente, pues las campañas políticas aún no se han desplegado totalmente y parece apresurado el lanzamiento de una campaña por las redes sociales con contenidos tan impactantes.

El mayor problema que se evidencia en este fenómeno, es que una campaña  que promueve callar a los candidatos por ser “brabucones inconsistentes” está circulando por medios electrónicos y ha logrado volverse viral, lo que la legítima ante los ojos del pueblo, pues, como afirma  Bernardo Sorj, director del Centro Edelstein de investigaciones sociales, se  ha comprobado que “la gente cree irreflexivamente en mensajes que confirman sus prejuicios, llevándolos a validar y divulgar informaciones que concuerdan con sus creencias, con un mínimo de esfuerzo para conferirlas”.

Existen teorías que sustentan el marketing político, sin embargo, cuando este se hace para vender de forma negativa algunos candidatos, rompe su esencia, pues en lugar de promocionar un proyecto, demerita otros. En Colombia, este tema es preocupante, pues el país está a menos de seis meses de elegir presidente y estás campañas de alto impacto violento podrían cambiar el rumbo de las elecciones 2018.

El poder de los maleables

El marketing político ronda todas las horas del día en las redes sociales y es un validador de la democracia participativa de la que goza el pueblo colombiano, pues el pueblo, de alguna u otra forma, por medio de las redes sociales, logra participación al compartir, legitimar y dar su opinión frente algunos fenómenos políticos del país.

La democracia participativa enunciada en la Constitución colombiana se puede aplicar por medio de las redes sociales y esto contribuye a que no se quede en el papel. En ese sentido es preocupante que se divulguen estas campañas, que incitan a la violencia y a la violación de derechos que se supone tenemos todos los colombianos: el de la libre expresión y claramente al buen nombre. Que una campaña de marketing político busque “callar” a algunos candidatos es casi que una violación a los principios de la política misma, teniendo en cuenta que los políticos tienen como una de sus herramientas la palabra, en tanto persuaden y gobiernan con esta. Adicionalmente, tildar a algunos actores políticos con nombres no propios de ellos e injurias, es violentar su derecho al buen nombre.

Si bien el pueblo, poseedor de la capacidad de la toma de decisiones, ahora tiene en sus manos la valiosa herramienta del internet que permite, como dirían Deleuze y Guattari, que se fortalezca “el modelo democrático, esta es una estructura de red no jerárquica y no centralizada. La viralización y legitimación de verdades o falsedades políticas está en manos de individuos que, como bien dijo como dijo Aristóteles, es un pueblo inculto y maleable.

En conclusión, el marketing político que circula en las redes sociales en Colombia se ve corrompido en tanto está promoviendo la violación de derechos de los candidatos, y está en manos del pueblo que, en medio de su ignorancia, cree como cierto lo que se vende en redes y entre más compartida sea la información expuesta, más se legitima es.

Aunque en Colombia el panorama político no es totalmente claro, este tipo de campañas seguramente incitará la creación de algunas otras, posiblemente con contenido violento, y así, se entorpece, cada vez más, la posibilidad de que los ciudadanos tengan acceso al contenido programático de los candidatos y, con ello, que puedan ejercer un voto consiente y libre.

 

Recomendados Libre Pensador:

Sorj, B. Entre la promoción de la comunicación y el solipsismo de la moral

Vankov, N. The Strategic Dimensions of Political Marketing

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