14 de marzo de 2017
El hambre inquebrantable
Por: Keren Marina Briseño
Un nuevo año comenzó, pero el hambre en la Guajira sigue siendo, aparentemente, la eterna maldición para los niños de la región, específicamente en la comunidad Wayúu.
Desde el año 2012 se iniciaron las fuertes denuncias con respecto a la creciente tasa de mortalidad infantil en La Guajira a causa de desnutrición severa. Sin embargo, hasta el momento no ha habido soluciones contundentes que radiquen la problemática y, cada año que pasa, la cifra de muertes infantiles aumenta.
Debates insignificantes
Según reporte presentado por la investigadora Claudia Morales en el 2015, en los últimos cuatro años habrían muerto 4.770 niños a causa de la desnutrición en la Guajira. Ese año, se realizaron diferentes debates sobre las posibles causas del problema y el resultado no fue otro que en una serie de acusaciones entre el gobierno nacional y el ICBF (Instituto Colombiano del Bienestar Familiar), puesto que, según señalizaciones del presidente, los niños en desnutrición estarían a cargo de esa entidad que, al mismo tiempo, explicó que la muerte de los niños ha sido producto de la falta de presencia del Estado en la región.
El 12 de Agosto del 2014, el presidente Juan Manuel Santos lideró la mesa de diálogo entre el Gobierno y las comunidades de la Guajira, a la que asistió una comisión del gobierno nacional integrada por Aurelio Iragorri, del Ministerio de Agricultura y Desarrollo Rural; Juan Fernando Cristo, del Ministerio del Interior y Tatyana Orozco, directora del Departamento de Prosperidad Social, entre otros, con el propósito de tratar temas como la salud, el agua potable, seguridad alimentaria y atención a la infancia. Como resultado, el gobierno instauró 98 pozos de agua, que según el ministro de vivienda Luis Felipe Henao, beneficiarían aproximadamente a 7.000 personas, aunque la población de la región asciende a los 957.797 habitantes (Proyección DANE 2014).
Corrupción y abandono
La Guajira cuenta con un clima mayormente árido, seco y de altas temperaturas, a lo que se le atribuye, en cierta medida, la escasez de agua para el sostenimiento nutricional de sus niños. Pero más allá del clima y de su limitada red hídrica, la crisis humanitaria en la que se encuentra la comunidad Wayúu, también se atribuye al abandono a la que ha sido sometida la región por el Estado colombiano.
“Aquí, toda la vida ha habido sequía, ha habido hambre y se han muerto los niños, pero nadie se había atrevido a hablar (…)”, expresó Matilde López, líder de la comunidad Wayúu, quien al mismo tiempo hizo referencia a que su pueblo siempre habría vivido en la misma situación climática, pero ahora, el gobierno quiere justificar la crisis humanitaria con la sequía, cuando realmente han sido el abandono por parte del Estado y la corrupción, los factores que no han permitido que lleguen los recursos tanto económicos como sociales que necesita la región, y con ello, han provocado la persistencia del hambre y la creciente mortalidad infantil.
El territorio de la Guajira es uno de los que más recursos energéticos alberga, puesto que en él se encuentra el 56,5 % de las reservas probadas de carbón del país, lo que hace de este territorio un objetivo clave de ingresos mineros. Esta condición ha impulsado al Estado a implementar estrategias para desarrollar proyectos productivos que, hasta el momento, no han generado ningún beneficio para las comunidades.
Según informe presentado por Colprensa Riohacha “El Cerrejón es el líder en las exportaciones mineras (60 %); su producción constituye el 55 % del PIB de La Guajira y entrega al departamento, según lo estimó el Plan de Desarrollo del 2012, $615.739 millones por conceptos de impuestos y regalías, cifra que ha ido en aumento en estos dos años”; pero la verdad es que ninguno de estos dineros se ha destinado al sostenimiento de la población ni al cubrimiento de las necesidades básicas como la alimentación, educación, salud, etc. Ahora pues, mientras que ningún dinero beneficia a la población, el Rio Ranchería y la Serranía de Macuira, únicas dos fuentes de abastecimiento de agua del pueblo Wayúu, han sido explotadas por las empresas mineras para la extracción del carbón del Cerrejón, despilfarrando así millones de litros de agua.
Por otro lado, la corrupción masiva que en los últimos años ha sido denunciada por la Fiscalía, la cual hace referencia a la celebración de millonarios contratos por parte de funcionarios públicos, contratistas y particulares, como facturas falsas con respecto a contratos de alimentación diaria por parte del ICBF, el desfalco de ingresos por parte de alcaldes y gobernadores, entre otros, han generado que la pobreza en el territorio sea un obstáculo para el progreso de comunidades como la Wayúu.
Pero ¿Hasta cuándo los intereses económicos serán más relevantes que el bienestar de las comunidades y el derecho de los niños?
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