20 de agosto de 2019
Educación en Singapur: El lujo que pocos se pueden dar
Por: Laura Vanessa Salamanca Galindo
Uno de los mejores sistemas educativos en el mundo es el de Singapur, como lo demuestran las pruebas internacionales donde se encuentra entre los primeros. Según la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico, en el resultado de la prueba PISA ocupan la primera posición, con 179 puntos por encima de la media y, además, el 39,1% son alumnos con nivel excelente en al menos una asignatura y, tal como afirma la Asociación Internacional para la Evaluación del Logro Educativo “en las pruebas PIRLS (Avances en el estudio internacional de lectoescritura) ocuparon el segundo lugar entre los 50 países participantes”.
Singapur tiene un alto nivel educativo, pero no es para todos, por lo tanto, está atentando contra del bien común en tanto que la educación la concentra en solo el 30% de su población, según las afirmaciones de García, profesor de la universidad Tecnológica en Nanyang, que argumenta que la educación está muy bien enfocada para el 30% de la población, para los buenos estudiantes, pero no existen aulas para todos los estudiantes y generar oportunidades para todos.
La educación para los buenos estudiantes
El sistema educativo de Singapur, que está en la cima de la mayoría de los rankings educativos, no está siendo beneficioso para toda la población. “Los niveles de exigencia curriculares, al ser tan altos, generan problemas en las familias ya que tienen que recurrir a maestros particulares. Esto es un problema social” (J. García, 2017) y cada año, son más los niños que están necesitando tutorías para nivelarse en el aula según los informes de CARE Singapore que afirma que en el año 2018 hubo un aumento del 44% en los estudiantes atendidos por fuera de las aulas de clase.
López afirma que “los singapurenses no sacrifican la eficiencia por la equidad. La segunda llega como consecuencia de la primera y no a la inversa. Y por esta razón, el sistema está basado en una meritocracia” esto evidencia que el sistema está diseñado solamente para una parte de la población, además, el “96% de los escolares superan las pruebas, pero solo los que obtengan mejores puntuaciones eligen su colegio secundario o de educación superior.
Un dulce para todos
Todas las sociedades deben tener un sistema educativo, político y social que integre a todos sus habitantes y no solo una parte de ellos para lograr alcanzar el bien común que, según Norberto Bobbio “es el principio que da forma a la sociedad y el fin al que ésta debe tender, el punto de vista natural y temporal”.
Un elevado nivel de educación universal es igualmente decisivo para disminuir la desigualdad de las próximas generaciones porque facilita la inserción en el mercado laboral y disminuye la diferencia en los salarios obtenidos porque, por medio de la educación, todos tendrían las herramientas necesarias para competir de igual forma en el ámbito laboral. La educación entonces, no solamente es una cuestión de derechos individuales y el desarrollo humano necesario para cada ciudadano, sino que repercute directamente en la maximización de las potencialidades de un país, lo que le permite, indudablemente, alcanzar niveles de desarrollo superiores y, con el, de bienestar común a sus habitantes.
La educación, que en principio debería ser un bien universal en tanto bien común, es solamente para algunos en Singapur; pero el modelo de meritocracia no está permitiendo alcanzar el bienestar colectivo ni mayores niveles de desarrollo social y comunitario, ya que es solamente una herramienta para algunos que le permite a los mejores ser cada vez mejores y no tiene en cuenta al resto de la población.
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