Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

7 de septiembre de 2016

De crítico del proceso a votar por el Sí

Por: Diego Alejandro Celis Corzo

Lo reconozco, durante todos estos años he criticado el proceso de paz, me indigné con Juan Manuel Santos por haberse hecho elegir bajo la plataforma de la Seguridad Democrática y luego traicionar dichos postulados. No obstante, al estar ad portas de la votación más importante que probablemente tendré en mi vida, de estudiar los acuerdos detenidamente, he decidido votar por el en el plebiscito.

La Justicia Transicional es la base de todo

En cualquier negociación, las partes deben ceder y hacer concesiones para poder llegar a un acuerdo. En una repartición de bienes, debe haber concesiones de quién se queda con qué; en una fusión de empresas se deberá acordar cómo se dará el manejo de la compañía y las respectivas participaciones en las acciones; dentro de un proceso político, se concerta quién será el candidato, quién lidera la lista, etc. En este caso, tanto el Gobierno como las FARC deben llegar a puntos viables que se ajusten a la Constitución y a las leyes. Así las cosas, no es lógico pretender que las FARC entreguen las armas y se vayan a pagar muchos años de cárcel, pues siendo el abogado del diablo, como por qué dejarían su lucha, en una especie de rendición, si no han sido derrotados militarmente por el Estado. Por lo que también escapa de coherencia no permitir que participen en la política.

En ese contexto, tenemos que partir de la base que con nuestra justicia penal no se pudo cumplir con algunas de las finalidades de la pena, como disuadir a futuros guerrilleros que se alcen en armas contra del Estado, evitar que se propague el negocio del narcotráfico, prevenir futuras masacres y violaciones de derechos humanos. Sencillamente, el Código Penal no pudo lograr estos objetivos. Así que tuvo que buscarse un mecanismo que lograra un sistema de justicia que permitiera, en un marco de negociaciones, hacer valer las leyes y los tratados internacionales ajustados a un determinado contexto. Por ello, es que surge la Justicia Transicional.

Entender el concepto de justicia transicional es muy complicado, no por lo que implica jurídicamente, sino por las consecuencias políticas que tiene. En efecto, para muchos no es aceptable que los líderes guerrilleros no vayan a la cárcel, o puedan ser elegidos políticamente. No obstante, este sistema de justicia probablemente es el mejor esquema para no generar impunidad, contrario sensu, como muchos afirman. La razón es muy sencilla y viene implícita en su concepto, la Justicia Transicional es “un conjunto de instrumentos para enfrentar un legado de atrocidades masivas y satisfacer al máximo los derechos de las víctimas, en períodos complejos de salida de una guerra o una dictadura” (Uprimny, 2015), y por tanto, se tiene que recurrir a instrumentos extraordinarios o novedosos para solucionar la situación problemática.

Sí, hay que tragarse algunos “sapos”

La sociedad debe hacer concesiones con el ánimo de que las FARC dejen las armas y el negocio del narcotráfico. La primera de ellas se refiere a la participación política. Si bien para muchos tener diez curules directas en el Congreso es un exabrupto, yo me cuestiono lo siguiente, ¿y si les hubiéramos entregado esas mismas curules en los años sesenta o setenta? Sencillamente, nos habríamos evitado décadas de masacres y de violaciones a los Derechos Humanos

Por otro lado, los subsidios que se le entregará a las FARC para participar en la política serán muy bajos en comparación con el presupuesto militar del país, e incluso, en comparación con otros procesos de paz que se han dado en la historia colombiana. No obstante, es justificado el argumento de los partidos minoritarios al alegar que los costos de entrada son muy altos para ellos, mientras que las FARC entrarán directamente a la política. Pero reitero, si no hacemos concesiones, no tendría sentido haberse sentado a negociar con la guerrilla.

Frente al tema del narcotráfico, se trata de un cheque en blanco que debemos entregarle a la Jurisdicción Especial para la paz. Confío en la labor que realizarán las diferentes Unidades de Investigación, junto con la Fiscalía, para reunir todo el material probatorio suficiente para demostrar los dineros ocultos de la guerrilla, y así, evitar que los altos mandos no digan la verdad en este proceso de reparación y justicia.

 

Esta es una oportunidad histórica para Colombia, no solo para frenar el conflicto armado, sino para lograr que el Estado cumpla su papel, para evitar las brechas de inequidad que existen en el campo, para evitar más muertes y masacres, para profundizar la descentralización, para redimir a las víctimas de una guerra, en fin, para lograr un primer paso hacia una paz duradera. Voto por el sí porque quiero estar en este lado de la historia.

Recomendados Libre Pensador:

 La Silla Vacía. Plebiscito

Mesa de Conversaciones de La Habana. (2016). Acuerdo Final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera

Uprimny, R. (2015, febrero). ¿Justicia transicional integral?, en El Espectador