15 de julio de 2019
Calidad de vida: un concepto más complejo de lo que parece.
Por: Nicolás Escobar Uribe
La calidad de vida es un concepto que difiere, incluye o excluye factores, dependiendo de la organización que lo defina: las instituciones públicas tienen una definición de calidad de vida mientras que la academia ha tomado otro paradigma. Debido a la dificultad de establecer un consenso respecto a la definición de este término, la finalidad de este artículo es lograr obtener una definición integradora.
Perspectiva institucional
En primera medida, es importante analizar la definición que se da desde las instituciones oficiales que han introducido la calidad de vida dentro de sus proyectos, tales como el Banco Mundial y el Programa de Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos (ONU Hábitat).
ONU Hábitat establece que la calidad de vida está directamente relacionada con la sostenibilidad, ya que esta característica es producto de factores monetarios tales como los ingresos, empleo y equidad, pero también de la disponibilidad de bienes y servicios como el espacio público y centros educativos y hospitalarios; aunado a lo anterior, dentro del marco de la globalización, se contempla también la conectividad a través de vías, el acceso a las tecnologías de la información y la inclusión de género (Velásquez 2016).
Con el fin de poder canalizar todas estas variables, ONU Hábitat creó un indicador multidimensional para medir la calidad de vida en las zonas urbanas llamado Índice de Prosperidad Urbana, el cual abarca factores de productividad, infraestructura y medio ambiente, este indicador es eficiente desde la perspectiva del creador de política pública, ya que puede medir, no solo el resultado de sus intervenciones, sino el impacto generado por la sinergia de todos sus proyectos.
Por otra parte, la definición de calidad de vida que se abarca desde el Banco Mundial se centra en factores materiales, ya que su definición se encuentra estrictamente relacionada con la pobreza monetaria, por eso, dentro de sus publicaciones, un factor que resalta sobre las variables sociales es la infraestructura.
Según Jordán Schwartz y Eric Lancelot el desarrollo de la infraestructura por parte del Estado ayuda, desde el aspecto social, a una redistribución de la riqueza más eficiente, junto al mejoramiento de estándares de salubridad básicos como lo son la red de transporte público, el servicio de agua corriente, red eléctrica y alcantarillado (Schwartz,2011). Sumado a lo anterior, la tesis de Lancelot complementa este argumento centrándose en la conectividad mediante vías terrestres. Esto se fundamenta en la evaluación de proyectos donde el mejoramiento de las vías ha puesto en el radar del Estado a poblaciones que tenían una alta demanda de servicios de salud, educativos y de salubridad, la cual fue cubierta después de la construcción de carreteras, hubo un aumento en asistencia escolar, mejoramiento de la cadena productiva agrícola y el tránsito de turistas por la zona, lo cual, a groso modo, es un mejoramiento de la calidad de vida (Lancelot,2015).
Perspectiva subjetiva y racional sobre la calidad de vida.
Dejando a un lado la perspectiva institucional, es momento de estudiar la definición desde la academia, para esto se van a estudiar los argumentos que exponen Amartya Sen y Rubén Ardila, los cuales plantean la calidad de vida desde una aproximación mucho más subjetiva que las instituciones oficiales.
Si bien Amartya Sen no ofrece una definición concisa sobre lo que es la calidad de vida, si menciona que es producto del desarrollo de las capacidades individuales, las cuales son un elemento clave para superar las barreras de la pobreza. Siguiendo su tesis principal, Sen explica que el “desarrollo humano” implica un mejoramiento en la calidad de la educación y la diversidad cultural, todo esto perfeccionando la Teoría del Capital Humano (TCH).
La TCH es el conjunto de capacidades y habilidades intuitivas y motoras vinculadas a la productividad del mercado laboral, las cuales generaran una cadena de valor sobre la población y mejoraran las condiciones de vida de la comunidad ya que la sumatoria de las capacidades individuales de las personas en una comunidad da como resultado una sinergia que mejora la competitividad y las condiciones de la gente.
Tanto el desarrollo humano como la TCH se fundamentan en la educación como variable estratégica para la mejoría de la calidad de vida en la población.
Rubén Ardila, por otra parte, busca una definición integradora de calidad de vida mediante un recopilatorio de las teorías de múltiples autores; dentro de su investigación, el autor encuentra que la definición es altamente subjetiva y con ausencia de rigor técnico, no obstante, Quintero con el fin de mejorar la comprensión del termino le otorgó un carácter multidimensional al dividirla entre bienestar material, espiritual y social en un contexto determinado.
La conclusión de la publicación de Ardila es similar al propósito de esta investigación, ya que establece que: “Calidad de vida es un estado de satisfacción general (…). Posee aspectos subjetivos y aspectos objetivos. Es una sensación subjetiva de bienestar físico, psicológico y social. Incluye como aspectos subjetivos la intimidad, la expresión emocional, la seguridad percibida, la productividad personal y salud objetiva. Como aspectos objetivos el bienestar material, las relaciones armónicas con el ambiente físico, social y con la comunidad” (Ardila 2003).
Desglosando su definición, el autor establece que las variables dentro de los aspectos subjetivos son: intimidad, expresión emocional, productividad personal y salud y seguridad percibida, mientras que dentro de los aspectos objetivos se encuentran el bienestar material y las relaciones armónicas con el ambiente y la comunidad. Todos estos aspectos se atribuyen a la calidad de vida de una persona, no obstante, el peso que tiene cada una de estas variables es altamente subjetivo ya que dependerá del contexto y condiciones a las que esté sometida la persona.
Finalmente, a manera de síntesis, se debe lograr una armonización entre el carácter utilitarista y pragmático que ofrecen las instituciones públicas, y la subjetividad de la academia al analizar este concepto, entonces, la calidad de vida es un indicador multidimensional que abarca tanto variables objetivas y cuantificables (ingresos, infraestructura, alcantarillado, servicio de educación, salud, etc) como variables subjetivas y personales (cultura, calidad educativa, espiritualidad, etc). Estas variables no son excluyentes entre sí y algunas de ellas deben tener rendimientos más positivos que otras (dependiendo el contexto y coyuntura) para que se evidencie la falta de pobreza tanto a nivel material como a nivel subjetivo y de esta manera exista un consenso de bienestar en una comunidad.
Recomendados Libre Pensador
ONU Hábitat – (2015). Índice de prosperidad urbana.
Banco Mundial – ¿Las mejoras en las carreteras de verdad mejoran la calidad de vida?
Educere – ‘La educación desde la teoría del capital humano y el otro’