Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

30 de octubre de 2014

¡Bienvenida adolescencia!

Por: Valentina Quijano

La adolescencia es un periodo de la vida que como seres humanos debemos experimentar. Es una época maravillosa en la que se da la transición de niño a adulto marcada por profundos cambios físicos, psicológicos, sociales y sexuales. Todos ellos hacen que, en muchos casos, no sea una etapa completamente fácil de llevar, tanto para los jóvenes como para las personas que los rodean. Pero que si se lleva de la mejor manera posible, puede llegar a ser el periodo más fascinante de un ser humano. Es el principio de un gran cambio en el que se empieza a conocer las propias fortalezas y debilidades, a tomar decisiones que tendrán consecuencias buenas o malas, pero que sin importar el resultado nos llevarán a ser adultos sabios y fuertes.

Durante esta etapa el humor cambia. Es verdaderamente fácil pasar de la alegría a la tristeza o del aburrimiento a la diversión en cuestión de segundos. La adolescencia es la fase en la que aparece la capacidad para amar a personas ajenas a nuestra familia, innovar, enamorarse, encontrar nuevos horizontes, aprender. Este es un ciclo ciertamente delicado, pero asombroso.

La amistad como una de las claves de la adolescencia

La amistad es fundamental para cualquier ser humano. Durante la adolescencia los jóvenes comienzan a crear fuertes relaciones con personas diferentes a su familia para ir formando su propia identidad acompañados por este grupo de amigos que con el tiempo se va construyendo. La mayor parte de los jóvenes establece un vínculo con personas de su misma edad, gustos, ideas, opiniones, ya que son estos nuevos contactos los que le permitirán descubrir el mundo y su lugar en él.

En medio de los cambios que experimentan los adolescentes es importante ser aceptado tal y como se es. Esta es una de las cosas que brinda una amistad. En todas las situaciones de la vida, tanto buenas como malas, se requiere del apoyo de otro ser semejante al que podamos recurrir para llorar, reír, aconsejar y ser escuchado. Es vital tener claro que el grupo de amigos no puede llegar a ser el eje principal en la vida de un adolecente, aquí es donde los padres cumplen un rol fundamental al encargarse de enseñar a sus hijos a distribuir el tiempo de manera que puedan compartir tiempo de calidad con su familia, realizar sus propios proyectos y cumplir con sus responsabilidades.

Hacer amigos requiere de un verdadero interés por tenerlos y conservarlos. Es por esto que desde la niñez se debe trabajar para que los jóvenes estén formados desde principios morales que los conduzcan a desarrollar relaciones sanas y duraderas y, como consecuencia, a ser buenos amigos.

El deporte como un mecanismo para la formación del carácter de los jóvenes

La práctica de cualquier deporte es un mecanismo para ayudar a los adolescentes a ser disciplinados, a formar su carácter, a comprender que las cosas requieren esfuerzo y a ser constantes. Fomenta a su vez la competitividad moderada, de tal manera que se sea capaz de defender ideales y de lograr objetivos. En el caso de los deportes de equipo, los beneficios son más amplios, ya que los jóvenes tienen la oportunidad de aprender a respetar a sus rivales, convivir con reglas y desarrollar un sentido de comunidad.

A parte de los beneficios físicos que el deporte proporciona como tener un cuerpo sano, músculos más fuertes, flexibilidad, se suman diversidad de beneficios emocionales. A través de la práctica deportiva los adolescentes pueden mejorar la confianza en sí mismos y elevar su autoestima. También se ha comprobado que el deporte actúa como mecanismo de prevención para el consumo de alcohol, drogas y sustancias nocivas para la salud. Es de vital importancia que los jóvenes hagan uso de los mecanismos existentes para la formación de su carácter e identidad para que logre la construcción de una vida plena y feliz.