Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

29 de enero de 2015

Videojuegos: jugar sin parar

Por: Adriana Rodríguez S.

La afición a los videojuegos se ha constituido en una adicción denominada ludopatía. Uno de los países más afectados es Corea del Sur en donde las noticias de descuido hacia menores, las riñas familiares e, incluso, los jóvenes que atentan contra su propia vida, se han convertido en titulares de prensa comunes. Debido a ello, el gobierno surcoreano ha tomado medidas para controlar esta enfermedad comparada con la afección hacia el alcohol y las drogas. Además, en China se han creado centros de rehabilitación, pero, al parecer, esta cura ha resultado peor que la enfermedad. Los especialistas, entonces, advierten que existen otras formas de atacar esta adicción, en donde el apoyo familiar es crucial.

Una adicción mortal

La ludopatía no es otra cosa que jugar sin parar. Así la ha definido la Asociación Española de Psiquiatría, quien indica que la mayoría de los afectados no se dan cuenta que la padecen. Los síntomas más comunes son el bajo rendimiento escolar, desinterés hacia la vida, irritabilidad y pasar más de 6 horas al día pegados a los juegos. Uno de los países en donde se percibe con mayor intensidad esta enfermedad es Corea del Sur, en donde la afición a los videojuegos está relacionada con la amplia difusión y al bajo costo de la conexión a internet de banda ancha. Las consecuencias de este apego han dejado varias víctimas mortales: en el 2010 un matrimonio aficionado a los videojuegos recibió una sentencia de dos años de prisión por dejar morir a su hija de tres meses por inanición. Además, un joven recibió una condena de 20 años por asesinar a su madre, luego de que ella le llamara la atención por su adicción hacia los videojuegos, y otro joven murió en un cibercafé, porque no se pudo desconectar de la red por cinco días. Los jóvenes surcoreanos y chinos adictos han llegado al extremo de usar pañales desechables para no suspender su juego online.

Frente a esta problemática, el Ministerio de Cultura de Seúl propuso un “apagón de videojuegos para combatir la adicción”. Esta medida gubernamental tomó curso desde julio de este año, en la cual los menores de 16 años no pueden ingresar a la red desde la media noche hasta 6:00 de la mañana. La restricción atañe al 87% de los videojuegos más populares de internet. En adición, el Partido Democrático de Corea está debatiendo una ley que regule los videojuegos como otras sustancias adictivas. Sin embargo, otros miembros del Estado, los industriales y los profesores no están muy seguros de que una ley pueda menguar la adicción. Agregan que esta medida podría ir en contra de la libertad de expresión y que más bien se deberían considerar sus cusas. Con relación a lo anterior, los docentes exponen que los estudiantes no tienen mucho tiempo libre —por el esquema educativo que sobrepasa las 12 horas diarias—, por ende, recurren a los videojuegos para afrontar el estrés

Una cura en tela de juicio

China fue el primer país en declarar la adicción a internet como un desorden clínico, por ello creó un centro de tratamiento en la ciudad de Daxing para “desprogramar” a los jóvenes. Sobre esta y sus métodos el New York Times publicó un documental titulado “Web junkie en donde se muestra un grupo de jóvenes sometidos a una dieta estricta, entrenamiento físico, controles de sueño, se les ata las manos, son encarcelados y medicados. El director del centro Tao Ran indica que sus métodos son necesarios, pues “la heroína electrónica”, como la llama, impide a los más adictos ir al baño. Entre tanto, los jóvenes internados replican que fueron llevados al centro obligados o engañados por sus padres y así como varios reconocen estar enfermos, otros insisten en que no son adictos. La controversia se abre en la medida en que el documental deja sobre el tapete varios interrogantes que competen a las familias de los afectados y al tratamiento que aplica el centro.

En este sentido, el psicólogo español Ariel Molina señala que por lo general los muchachos van dando señales a sus familias sobre su adicción: “se relacionan poco con sus amigos, descuidan sus estudios y están menos comprometidos a nivel familiar “. Agrega, que no hay necesidad de emplear fármacos para controlar la adicción, pues hay, desde la psicología, herramientas y técnicas suficientes que suplen el uso de medicamentos. Apunta a la necesidad de controlar los estímulos: tiempo de utilización del videojuego y fomentar otras actividades. Señala que “la familia debe procurar que el videojuego esté en un lugar visible de la casa, para que el paciente no se aísle y pase horas jugando”. El experto miembro del Colegio de Psicólogos de Madrid subraya que es importante que tanto el joven como su familia entren a una terapia específica, pues “con ella consiguen ventilar los problemas emocionales que tienen, y que suelen ser ocultados mediante la adicción”.