Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

22 de julio de 2014

MIRA: ¿Una nueva fuerza política?

Por: Martha Lucía Durán

El Movimiento Independiente de Renovación Absoluta fue constituido en el año 2000 como el ala política de la Iglesia de Dios Ministerial de Jesucristo Internacional.  Nació como un escenario de recuperación del individuo que logró constituirse en una nueva fuerza de proposición política.

La pérdida de curules, y por lo tanto de representación de éste partido ante el Senado, ha sido atribuida, en gran medida, a los escándalos suscitados desde finales del año 2013. Estos escándalos han estado relacionados con “las declaraciones de María Luisa Piraquive (…) sobre las personas en situación de discapacidad, las peleas entre los senadores Alexandra Piraquive y Carlos Baena, y  las fastuosas propiedades de la familia Piraquive en el exterior”; sin embargo es preciso anotar que esta hipótesis no responde completamente a y es necesario, por lo tanto,  considerar otros elementos para realizar un estudio más amplio de este hecho.

Se requiere inicialmente una reflexión sobre el comportamiento histórico electoral del MIRA. En el gráfico 1, es posible observar que el partido político MIRA ha tenido un crecimiento en el número de votantes, de aproximadamente el 46% entre una campaña y otra, con un promedio de 11.815.506 electores entre los años 2010 y 2014, lo que indica que el potencial electoral es alto y está en constante crecimiento en la medida de la ampliación del marco de influencia de la Iglesia, así como de la adhesión de nuevos ciudadanos al miraismo.

Esta tendencia creciente, y con un porcentaje de votos que presenta una variación de entre el 2.28% y el 2,30% desde el año 2006, es posible inducir que el voto de este partido se encuentra cautivo y que la primera hipótesis que pretende explicar los resultados electorales adversos en las elecciones legislativas del pasado 9 de marzo de 2014, es totalmente cuestionable.

Mermelada, uribismo y perdida de protagonismo

Una vez desvirtuada esta hipótesis, es preciso señalar otros aspectos que podrían influir en los resultados de estas elecciones. El primero de ellos hará referencia al resurgimiento en la arena política del ex – presidente Álvaro Uribe Vélez, quien desde el momento mismo del inicio de su campaña en el año 2001, se consolido como un líder popular, capaz de movilizar a las masas, incluso en las regiones más apartadas y lograr que estos se adhirieran a la causa individual y colectiva del proyecto social.

En este sentido, con un total de 2.045.564 equivalente al 14,29% de las votaciones, el Centro Democrático, generó un cambio en la tendencia electoral. Esta tendencia hizo que, frente a la cifra repartidora (entendida como un cálculo matemático que permite que las listas que ganen escaños tengan votaciones similares), la curva se desplazara, y por ende el número mínimo de votos para acceder a la curul se elevara. Por esta razón el partido MIRA, que podría considerarse escaso de maquinarias políticas, estuvo en aprietos para alcanzar su curul.

El segundo factor a tener en cuenta es la denuncia generalizada – que aún está en proceso de  investigación-, sobre fraude electoral durante las pasadas elecciones. Algunos analistas han denominado a este fenómeno la “mermelada reeleccionista” que consiste en “otorgar dádivas a cambio de la reelección”, frente a lo cual la Misión de Observación Electoral ya cuenta con 754 denuncias, según su página oficial.

En este orden de ideas, este análisis pretende, tomando en cuenta ciertos elementos, revisar cómo las posibles irregularidades en el proceso electoral han afectado la posición del partido político MIRA, puesto que cuando se coarta la libertad de elegir y se negocian los derechos fundamentales en una sociedad, los resultados estarán viciados por cuestiones externas que desvían la tendencia electoral.

La falta de arraigamiento político

El Movimiento Independiente de Renovación Absoluta (MIRA), es un partido joven, que apenas ha participado en cuatro contiendas electorales, obteniendo resultados considerables de votación. No obstante su destino y su futuro, no solo depende del fortalecimiento estructurado de su base y sus propuestas, sino de su capacidad de influir en las decisiones de los electores y de captar nuevos miembros externos a su Iglesia.

Es innegable que sus votantes están cautivos, esto se puede demostrar en el crecimiento sostenido de sus votantes, pero aún hay un largo camino por recorrer para que este movimiento se consolide como una verdadera fuerza política.

De igual forma, su destino está en manos de la Corte Constitucional, así como el de los demás partidos políticos minoritarios. Al subir en un punto el umbral de votación para mantener la personería jurídica, estos pequeños grupos se verán abocados a reformular sus estrategias electorales o simplemente desaparecer de la esfera política.

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Semana. com – Congreso podría quedar sin partidos de izquierda en el 2014

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El Espectador – 68% de cargos de “mermelada” de reelección fueron nombrados en gobierno Uribe