Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

9 de agosto de 2017

Legitimidad, el aporte de la iglesia católica al gobierno nacional

Por: Gerardo Andrés Correa Calderón

A mediados del 2016, el presidente de la Conferencia de Episcopal Colombia, Monseñor Augusto Castro, le informó al país el rol que ocuparía la iglesia ante el proceso de paz con las FARC. Esta sería una institución mediadora y canalizadora de conflictos en pro de la búsqueda de la paz.

La gran ventaja que le daba el apoyo de la Iglesia Católica al proceso de paz es que, al ser la única institución que se encuentra en todos los rincones del país, genera mayor facilidad en la mediación con los grupos armados y, por otro lado, también colabora en casos relacionados con las llamadas Bacrim. Pero no todo han sido aportes positivos de la iglesia al gobierno nacional; durante el mandato de Ernesto Samper, y el conocido escándalo del proceso 8000, el cardenal Pedro Rubiano se pronunció de manera irónica al decir que era imposible que un elefante entrara a la Casa de Nariño y el presidente no se diese cuenta.

En la historia colombiana ha habido supremacía de pensares conservadores evidenciados en los establecimientos de las Constituciones de 1832, 1843 y la más extensa en vigencia, la de 1886; y no ha sido coincidencia que la iglesia durante esas épocas haya difundido su ideología conservadora, llegando a afirmar que matar liberales no era pecado. En contraposición, para el año de 1964, el catolicismo en Colombia parecía estar en concordancia con la corriente de la Teología de Liberación, claramente de izquierda. Sus máximos promotores fueron los sacerdotes Camilo Torres y Manuel Pérez, y ellos mismos formaron el Ejército de Liberación Nacional, más conocido como ELN, siendo el grupo ilegal armado más grande de Colombia en la actualidad. Estos actos evidencian que la Iglesia Católica es un imán para personas interesadas en la política, pues su influencia en ella es innegable.

Iglesia: Silencio, hay que pronunciarse bajo conveniencias.

La Iglesia católica tiene una diócesis castrense (encargada de las fuerzas militares y policiales del país), que constantemente realiza intervenciones sobre el control que posee el ejército colombiano en las zonas que antes estaban en manos de las FARC, tales como el corregimiento de Saiza en el sur de Bolívar, en donde la Iglesia inclusive prestó sus instalaciones para las declaraciones de grandes generales del ejército. Pero no hubo pronunciamiento alguno durante los escándalos producidos por los falsos positivos. La iglesia no tomó partido ni intervino para proteger a las víctimas de estos sucesos, más aún en el gobierno de Álvaro Uribe, un protegido de la iglesia católica, lo que se evidenció en el apoyo que le dio durante sus periodos presidenciales. Otra evidencia de la afinidad de la Iglesia católica hacia Uribe son las visitas de sacerdotes reconocidos a la Casa de Nariño para la realización de demostraciones de fe organizadas por el presidente, como sucedió en el año 2007, cuando Uribe realizó la imposición de la ceniza de manera pública, en parte, para demostrar su predilección por el catolicismo tras una serie de visitas a dirigentes cristianos.

¿Diferencia de pensares entre el gobierno y la iglesia? A ver quién es más fuerte

Monseñor Julio Cesar Vidal ha apoyado la desmovilización de más de 3.000 personas pertenecientes a bandas criminales a lo largo de su periodo obispal. Este tipo de actos demuestran que la iglesia católica busca la paz en la sociedad, contraponiéndose al narcotráfico y a las Bacrim.

De otra parte, durante el periodo presidencial de Ernesto Samper, los dirigentes católicos fueron un elemento desestabilizador del gobierno, haciendo continuamente énfasis en las relaciones del presidente del Proceso 8.000 con los carteles del narcotráfico. Cabe resaltar que el Cardenal Pedro Rubiano fue uno de los opositores que buscaban demostrar las malas políticas del presidente bogotano.

Es importante resaltar que estas intervenciones fuertes de la iglesia en contra de los asociados al tráfico de drogas, han terminado en asesinatos a importantes dirigentes católicos, como lo fue el caso de Monseñor Isaias Duarte Cancino, quien tras continuos proyectos en búsqueda de la finalización del conflicto en Colombia, fue asesinado en el año 2002.

Es innegable afirmar que la iglesia católica ha promovido diversos proyectos políticos en Colombia, así como también ha imposibilitado otros. Este grupo religioso, en aras de mantener su reputación, ha preferido callar en aspectos que lo hundirían, mientras ha sido crítico tratando de mantener sus ideales y con ello ha logrado movilizar masas sociales, tanto en pro como en contra de los dirigentes políticos de turno (a fin de cuentas, legitimidad aportada por terceros), siendo un actor influyente y determinante en la historia política colombiana.

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