Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

31 de octubre de 2016

La sociedad inmediatista colombiana

Por: Laura Camila Carrillo Vega

Muchas personas dicen ser, ahora, activistas de la paz. Critican a aquellos que votaron por el No en el plebiscito del pasado 2 de octubre diciendo que el castro-chavismo no existe; que fueron marionetas que controlaba el ex presidente Alvaro  Uribe; que por culpa de ellos el país no va a poder dejar la guerra atrás y avanzar hacia un mejor futuro, pero ¿Cuántas de ellas votaron realmente?

En aquel plebiscito hubo una abstención el 63% y después de los resultados todos quieren marchar por la paz ¿Dónde estaban el 2 octubre para votar por la tan anhelada Colombia?

Lo que pasa hoy se olvida mañana.

El problema de Colombia no solo es la corrupción en la política, no es la polarización del país, no es haber confundido la pregunta ¿Apoya usted el acuerdo final para la terminación del conflicto y la construcción de una paz estable y duradera? con ¿Apoya usted el gobierno de Juan Manuel Santos?, es que la sociedad colombiana, es inmediatista. A los colombianos pareciera solo importarles sumarse a la corriente del momento, después, cuando pasa la coyuntura, se olvidan de aquello y se quedan a la espera de que un nuevo movimiento aparezca para así sumarse, hacer bulto, bulla, declarase indignado, pedir soluciones, decir que la política en Colombia no sirve y claro -que por eso somos tercer mundistas,- que este mundo está estancando, por el capitalismo, socialismo, nacionalismo, fascismo, nazismo, racismo, (y todos los “ismos”) y luego volver al comienzo del circulo vicioso.

De esto hay claros ejemplos, cuando se dio a conocer que la fundación Acción Social Integral, contratista del Instituto colombiano de Bienestar Familia -ICBF-, le daba indignantes refrigerios de huevo duro y tajada de mango a los estudiantes del colegio Sagrado Corazón de Jesús de Aguachica (Cesar), las redes sociales explotaron con los comentarios, incluso al mismo ICBF que que publicó en su cuenta de Tweeter: “Dir. ICBF @cristinaplazasm, manifiesta rechazo e indignación por los hechos ocurridos en el colegio de Aguachica”.

Esta noticia se dio en abril, ahora, en octubre, si alguien se acuerda de la valentía de la profesora que publicó el video mostrando la situación, es un logro, ¿Qué paso con ella?, habrá que esperar si hay un movimiento social que pida información.

Pa’ donde va Vicente.

Con el atentado en Paris en el 2015, la sociedad colombiana (siempre informada), mostro su apoyo con el hashtag: #PrayforParis, los colombianos decoraron su foto de perfil en Facebook, con ese bonito filtro de la bandera francesa. Con la bomba en el aeropuerto de Brúcelas, Bélgica, el pasado Mayo, paso algo similar, el hashtag #PrayForBelgium. Pero para cuando paso el huracán en Haití, los colombianos no se anunciaron con su #PrayForHaiti, No. La protesta social se limitó a aquella imagen de un niño en un fondo rojo que decía “Nadie reza por Haití”. ¿Por qué actuaron diferente?, porque países como Bélgica y Francia están en el foco internacional, el mundo entero se mostró a favor de ellos y Colombia no se podía quedar atrás.

En Bogotá, la destitución de Gustavo Petro, que para ese momento, en  el 2013, tenía un porcentaje de confianza del 27% y una favorabilidad del 33%, de repente, provocó tutelas, marchas, y la página de la Registraduría “hackeada” con una imagen del entonces alcalde de la capital.

Valentina Ardila Gil, estudiante de 5° grado de la Institucion Educativa el Salvador escribió:

“Porque te cambiaron tu bonito camisón rosado por un modelo impuesto
por un traje importado, cuando eres linda como el arco iris
porque te pintan los ojos y boca con Max factor y Helena Rubinstein ”

El poema se titula “Me dueles Colombia” y duele, duele saber que la sociedad en la que vivimos fomenta la vivencia cortoplacista, sin considerar el peso del pasado en nuestra existencia y la importancia de pensar con la debida seriedad en el futuro que aún no llega.