Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

17 de diciembre de 2015

Embarazos al son de champeta

Por: Maria Camila Ruiz Giraldo

Ahora lo consideran un baile erótico y en ocasiones hasta vulgar. Esta es la historia de un género musical, que por capricho de un concejal de Cartagena puede ser vetado. ¿Es la champeta el verdadero responsable del incremento de los embarazos adolescentes en la ciudad?

El pasado mes de julio, en el Concejo de Cartagena se aprobó en segundo debate una propuesta para prohibir la champeta en los menores de edad, con el argumento que despierta “apología sexual”.

El impulsador de esta iniciativa fue el concejal Antonio Salim Guerra; que pretende que aquellos menores que se encuentren bailando este tipo de música en lugares públicos, con un alto contacto físico de tipo sexual, serán sancionados al igual que sus padres. De igual forma, los adultos que “bailen sexualmente” frente a menores de edad serían sancionados con capacitaciones y hasta con multas económicas.

Cartagena es una ciudad llena de pobreza, inseguridad, desempleo y un alto índice de prostitución infantil, pero parece ser que los políticos de la región prefieren dejar de lado estas preocupaciones y hacerle frente a un tema absurdo y poco relevante para la población; el género de música que resuena en los barrios populares de la ciudad y su forma de bailarlo.

Pero… ¿Cuáles son las raíces de este ritmo y cómo llegó a Colombia?

Es importante saber de dónde proviene este ritmo que buscan prohibir. La champeta tiene raíces africanas y comenzó a ser escuchada con fuerza en Cartagena desde los años 70. Desde entonces, ha sufrido una serie de adaptaciones influenciadas por los picó y la identidad afropalenkera, dando lugar a ritmos como el Highlife, el Soukous, jújú, la chalupa palenkera y el Lumbalú.

La champeta antes que ser música para bailar o como muchos lo tildan, para despertar el deseo sexual, es un medio o una de las formas más fáciles para contar la historia de vida de las personas de los barrios marginados de Cartagena. “Esta es la historia de un muchachito cuyo nombre es Carlitos, su mamá a él le hablaba y al mismo tiempo ella le pegaba pobrecito ese pelado, la madre lo tenía todo acoquinado y bien acoquinado lo tenía, le daba mucho maltrato parecía que no fuera hijo de ella”, canta Elio Boom.

¿Con esta medida no se están violando los derechos de los cartageneros?

Aprobando una medida de este tipo, se está atentando contra el derecho a la libertad de expresión, el libre desarrollo de la personalidad y principalmente al patrimonio cultural cartagenero. Pero según el concejal Salim los derechos de los niños prevalecen sobre los demás, razón por la cual considera que “bailando como adultos” se les está afectando la integridad.

Para el concejal de Cartagena, es un “baile erótico” que incentiva y despierta el deseo sexual en los niños, aumentando de esta manera los embarazos adolescentes.

Como conocimiento básico, un embarazo se genera mediante la fertilización de un óvulo por un espermatozoide, cuando se tiene sexo y existe penetración sin protección, no por el roce de cuerpos y el son a ritmo de champeta. Así también lo asegura el ICBF quien dice que no hay ninguna evidencia científica que correlacione el baile con los embarazos.

Aunque parece que no es un proceso conocido por todos, pues no hace mucho, una mujer demandaba a un extranjero por supuesto embarazo luego de bailar champeta en un establecimiento nocturno de esa ciudad.

Si bien es cierto que la champeta responde a movimientos sensuales provenientes de su identidad afrocaribeña y un medio de expresión desde la época de la colonización, es ilógico atribuirle a este tipo de música la ocurrencia de los embarazos, la desescolarización, la violencia intrafamiliar, la pobreza extrema, la falta de oportunidades y demás problemáticas que tiene la ciudad de Cartagena como consecuencia de la desigualdad y los malos proyectos de sus gobernantes.

Por esta razón, los concejales deberían pensar mejor en su postura y en vez de tomar medidas que pueden determinarse como inconstitucionales; fomentar y promover campañas de educación en derechos sexuales y reproductivos, porque es la educación la mejor herramienta para acabar con el índice de embarazos, no la prohibición de la cultura misma.

Cartagena es más que playas, murallas, y centro histórico, es un lugar que clama transformaciones de tipo social y político que beneficien a sus habitantes. La champeta y su baile no son la raíz de estos problemas, por el contrario son un elemento de identidad y encuentro, esenciales de la ciudad.

Artículos recomendados Librepensador:

El Heraldo – Embarazo por baile. 

El Universal Blogs – Alteraciones Culturales. Cuidado con la Champeta. 

El Tiempo – Pasó en segundo debate decreto contra ‘bailes eróticos’ para menores