Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

12 de septiembre de 2016

“El septimazo”, mezcla de cultura y rebusque

Por: Cristian Camilo Ubaté.

Como es sabido, la cultura es un símbolo de identificación de un país, de una ciudad o de un pueblo. Cultura que se manifiesta en determinados sitios o momentos conformados por diversas actividades que atraen desde nativos hasta turistas, sin importar su género, su color de piel o su nivel económico. Desde la Plaza de Bolívar hasta el edificio Colpatria, en la  carrera “Séptima”, hay  constante actividad cultural y comercial, representativa para la ciudad   el día domingo. En medio de  un recorrido lleno de diversión, es posible disfrutar y conocer lo que sucede dicho día en la capital del país, ignorada por unos, pero admirada por otros, que le apuntan a pegarse el “septimazo”.

Una mirada a la “Séptima” de Bogotá

El  edificio Colpatria con sus 49 pisos de altura es uno de los  más altos de Bogotá. Frente a esta gran mole, el día domingo, circulan gran cantidad de personas que comparten en familia o amigos un día lleno de deporte y de cultura bogotana, rodeados por vendedores que pululan en las aceras con múltiples artículos de todo gusto, algunos  previamente usados, que pueden llegar a ser catalogados como basura, pero en el mejor de los casos, son reliquias llenas de historia y valor que permanecen en buena calidad y que llaman la atención de las personas presentes en la carrera “Séptima”. Esta miscelánea es más conocida como “El mercado de las pulgas”, que también está presente en otras ciudades del mundo y que en  Bogotá se ha extendido con el pasar de los años.

Aunado a lo anterior, la muestra de talento y arte se ve a una  escala más profesional en “El Teatro Municipal Jorge Eliécer Gaitán”, el Museo Nacional y el Museo del Oro. Este lugar es un compendio de  la historia de nuestro país;  también está presente  la lápida de uno de los más importantes caudillos de la sociedad colombiana (Jorge Eliecer Gaitán caído el  9 de abril de 1948) y  la Plaza de Bolívar, uno de los sitios más concurridos en el centro de la capital, conformada por la Casa del Florero, la Catedral de Bogotá, el Congreso de la República, el Palacio Liévano y el Palacio de Justica. Todos estos alrededor de  la imponente  y centrada estatua del “Libertador”.

El rebusque para subsistir

En este panorama, también se encuentran  personas con magníficos talentos, que   realizan    actos que ocasionan que la multitud dibuje un círculo alrededor del protagonista en plena “Séptima” de Bogotá. Hermosas pinturas, bailes,  magia y actuaciones graciosas son solo unas pocas muestras de talento que se ven en estas calles,  en donde  la audiencia premia al actor  con una sonrisa,  un aplauso  y, en el mejor de los casos, con unas pocas monedas que dejan  en un sombrero, una caja o algún tipo de objeto que  el intérprete instala a unos pocos metros de su acto.

La necesidad de cada uno de estos individuos evidencia al máximo; la realidad del rebusque que está tan presente en la capital colombiana. Se comienza con el señor de los tintos, que deambula a lo largo de la “Séptima” empujando su carro gastado, estropeado y deslucido por  el incesante quehacer de todos los días, ofreciendo “tinto”  con una grabación que se repite continuamente, recuerda el precio del café a solo 300 pesos el vaso. La escena de calles  más adelante, tiene que ver  con un hombre en medio de la calle que expone su humanidad encima de un tapete que no es otro que un tendido de vidrio o de botellas rotas,  jugando  continuamente con un puñal el cual introduce por su nariz sin que se vea muestra de  herida alguna, todo esto, mientras que cómica y tranquilamente  se fuma un cigarro haciendo de su acto una intervención aventurada y bastante arriesgada. Otra muestra de la inventiva  del rebusque  son estatuas humanas vivientes  que asemejan su físico a personas representativas de nuestra nación, claro ejemplo, es la estatua humana del famoso cantante Carlos Vives, que utiliza como botón de inicio una caja postrada a pocos metros de él, y en el momento  en que hace contacto con la moneda brindada, cobra movimiento imitando el canto y el baile del celebre artista colombiano.

Son tan solo tres ejemplos mediante los cuales se muestran cómo gran cantidad de bogotanos hacen del rebusque su medio de vida, su profesión y su sustento para ellos y sus familias, no por gusto, sino por necesitad.

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