Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

2 de marzo de 2015

El negocio de las carreras deportivas

Por: Mariana Lucía Ayala Espinosa

La tendencia a participar en carreras atléticas urbanas se ha incrementado rápidamente en muchos países del mundo y Colombia no es la excepción. Según Ciro Solano, vicepresidente del Comité Olímpico Colombiano, “este es uno de los eventos deportivos que más ha crecido en tan corto tiempo en nuestro país”. Esta práctica ha incentivado a los colombianos a adquirir nuevos hábitos favorables para la salud y sumado a esto ha logrado contribuir a diferentes organizaciones no gubernamentales a través de la recolección de fondos en carreras con fines sociales. Sin embargo, más allá de esto, las carreras deportivas han comenzado a convertirse en un negocio comercial que solo busca beneficios económicos. ¿Deporte o lucro?

 El gusto atlético

Tanto la práctica deportiva como las carreras oficiales han aumentado considerablemente en los últimos años en el mundo entero en general, y en Colombia en particular. Anualmente, se realizan cada vez más carreras en las principales ciudades del país e incluso algunas de las carreras más prestigiosas del mundo han llegado a tomar lugar en Colombia, lo cual es una manera de darse a conocer en el mundo, ya que muchos extranjeros vienen a competir. En materia de salud, está comprobado que esta actividad brinda a las personas grandes beneficios, puesto que  ayuda a mejorar la postura, evita el sedentarismo, aumenta la autoestima, mejora la circulación, además de los beneficios que trae para cerebro y corazón. Adicionalmente, implica disciplina y organización.

Para muchos competidores las carreras sirven como una forma para medir sus progresos, divertirse y, en algunas ocasiones, contribuir en causas sociales. Las carreras solidarias, benéficas o con fines sociales buscan recaudar fondos que ayuden a una causa social determinada, de esta manera los competidores obtienen un beneficio y también aportan a la sociedad. En palabras de Juan Correa, columnista de la revista Portafolio y practicante de esta modalidad, “corriendo es posible equilibrar cuerpo y mente mientras se aporta a la solución de problemas sociales”. En síntesis, como dijo Héctor Turrubiates, organizador del Primer Encuentro de Negocios Deportivos, “Es una industria que ayuda a la salud, pero que también produce economía”.

 ¿Un nuevo negocio?

A raíz de la gran acogida y participación que han tenido las carreras deportivas en el país, algunas empresas— tomando ventaja de este hecho— han organizado carreras que simplemente buscan conseguir un beneficio económico para ellas mismas. Muchas empresas privadas, se ven implicadas en estas carreras, no solo está la empresa organizadora del evento, también se afilian a ella las empresas que realizan las camisetas, las medallas y/o reconocimientos, las que patrocinan el evento, las que promocionan el kit deportivo, entre otras, obtienen muy buenas ganancias, debido a estas carreras. Cada vez el costo de inscripción es más alto,  oscila entre los $30.000 y los $60.000. Las personas cuando deciden invertir en la inscripción esperan que el servicio brindado por las empresas recompense el dinero gastado; sin embargo, en algunos casos, las empresas— con el fin de recaudar más ganancias— destinan menos fondos al evento, por lo tanto, la calidad del servicio es baja con respecto a la inversión. Sumándole al alto beneficio que se obtiene del costo de las inscripciones, las empresas también adquieren ganancias de las fotos de recuerdo que les dan a los concursantes por un precio adicional, que como es de imaginarse, es más alto de lo que debería ser. Por otro lado, los empresarios también se han aprovechado de la gran participación de los ciudadanos en este tipo de carreras y han venido implementando las ‘carreras informales’, las cuales no cumplen con todos los permisos legales necesarios, todo esto, con el mismo fin lucrativo nombrado anteriormente. Adicional a todo lo anterior, también cabe recalcar que esta nueva modalidad de carreras deportivas está desplazando y dejando en el olvido las carreras atléticas tradicionales, aquellas que se llevan a cabo en pista. Cada día el punto de atención se mueve más hacia las carreras en la calle, en pleno asfalto, donde el fin último ya no es la cultura deportiva sino un fin monetario.

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