Finanzas, Gobierno y Relaciones Internacionales

22 de mayo de 2018

El amigo del hombre que habita en la calle

Por: Juan Camilo Valencia Paz

En ciudades de todo el mundo habitan perros en situación de abandono, bien sea porque nacieron en las calles, porque han sido abandonados por sus dueños o porque se han perdido y nunca más fueron encontrados o siquiera buscados.

Los perros, en tanto son animales, poseen derechos pactados en la Declaración de Derechos del Animal en 1977, y uno de estos derechos es el de no ser abandonados debido a que “el abandono de un animal es un acto cruel y degradante”

Según estadísticas de Eroski Consumer, se tiene que aproximadamente existen 1000 millones de perros en el planeta, de los cuales, se estima que más de 750 millones habitan en las calles.

Dos casos que se contraponen

Existen países que han tomado medidas para contrarrestar esta situación y Holanda es un ejemplo de esto, puesto que ha sido el primer país en erradicar la población de perros en situación de abandono después de un trabajo continuo que comenzó en 1887.

En este país, existen múltiples agencias y grupos de apoyo que velan por el bienestar de los animales, entre ellos, la Dierenbescherming (Agencia de protección animal holandesa), Hondenbescherming (Agencia de protección canina holandesa) y Partij voor de dieren (Partido para los animales), entre otros.

Holanda tiene una ley de protección animal que, con el fin de asegurar el bien estar de estos seres, obliga a los dueños de los canes a brindarles los cuidados pertinentes y les prohíbe abusar de ellos. En caso de incumplirse esta ley, el infractor podrá enfrentarse a una pena de tres años de prisión y múltiples multas.

En los años 90, La Organización Mundial de la Salud (OMS) y la World Animal Protection (WSPA) informaban que la única forma de frenar la sobrepoblación de canes en situación de calle era la esterilización. Holanda siguió las recomendaciones, decidió invertir esta alternativa, y, finalmente, tuvo éxito, además, el gobierno incrementó los impuestos para la gente que quería comprar perros de raza, lo cual finalmente género que quienes deseaban tener un perro terminasen adoptándolo.

Contrario al caso de Holanda, existen otros que relegan esta situación a un segundo plano.

En China, el bienestar de los animales ocupa un segundo plano en el marco legal, lo cual da paso a que actos de abandono no sean penalizados y, además, que la situación de esta población no sea intervenida para mejorarla.

El festival de Yulin es una celebración en la cual cerca de 10.000 perros son sacrificados, incluso cruelmente, para su consumo, lo cual deja en evidencia la poca importancia que le da la legislación de este país al bien estar de los animales y por ende de los perros.

 Según activistas del país asiático, durante este festival el número de animales callejeros disminuye en gran medida, pero contrario a la disminución de perros en países como Holanda, esta disminución no es causada por la intención de modificar positivamente su situación de abandono, sino que es impulsada por fines económicos que benefician a quienes comercian con la carne de este animal durante el festival.

¿Y en Colombia?

En el año 2016, el Presidente de la República sancionó una normativa que tiene como fin castigar todos aquellos casos de maltrato animal que se den en el país. La Ley 1774 declara que los animales deben ser protegidos contra el sufrimiento y el dolor, por lo tanto, el maltrato se convirtió en una conducta punible, además, esta ley reconoce las “cinco libertades del animal” que son mínimos vitales del animal como por ejemplo estar libre de incomodidad, es decir, habitar en un entorno adecuado que incluya un techo y un área cómoda de descanso.

La creación de esta Ley puede entenderse como un avance en cuanto a la protección de los animales y por ende de los perros; sin embargo, las cifras de perros que habitan en las calles del país ponen en duda su efectividad ya que cerca de 900 mil animales se encuentran en situación de abandono y, de ellos, cerca de la mitad son perros. En esta medida, se pone en duda el compromiso del Estado Colombiano al momento de combatir la situación que afrontan los caninos en el país, puesto que, aunque la ley está en el papel, aún no se han logrado los impactos positivos que esta plantea.

El hombre puede influir, tanto positiva como negativamente, en la vida de los animales y está en sus manos decidir cómo lo quiere hacer.